Deja de preocuparte por lo que piensen los demás de ti.
abril 9, 2025
Con los años y las experiencias que nos provee la vida, he aprendido a dejar de esforzarme por complacer a los demás. No vale la pena. No es una buena manera de vivir. Y he dejado de preocuparme por lo que piensen. Porque no puedo cambiar la opinión de nadie. Solo puedo obligarlos a pensar. No todos estarán en paz conmigo. Y eso es bueno. Lo aprendí tarde en la vida. Pero más vale tarde que nunca.
Con los años llegas a comprender que la mayoría de las personas no están ni a tu favor ni en tu contra, solo piensan en sí mismas. Aprendes que, por mucho que intentes complacer, algunas personas en este mundo no te van a querer, una lección que al principio es inquietante y luego realmente relajante.
La mayoría de las personas que conozco o con las que me cruzo no están a mi favor ni en mi contra. No planean mi éxito ni mi caída. No se quedan sentados analizando mis decisiones ni juzgando cada uno de mis movimientos. Solo piensan en sí mismas. Pero lo olvidamos. Y nos estresamos por los pequeños detalles. Si alguien no te responde, no te preguntes qué hiciste mal. No eres tú. Son ellos.
Si alguien en el trabajo es frío, no se trata de ti. Rara vez, o nunca, se trata de ti. Se trata principalmente de lo que están pasando, sus miedos o sus necesidades. Así como tú piensas principalmente en ti mismo, ellos hacen lo mismo.
Todos somos protagonistas de nuestras propias películas, y en la mayoría de las historias de los demás, tú y yo somos, en el mejor de los casos, personajes secundarios. Si lo centras todo en ti, te torturarás innecesariamente. Esa realidad debería ser un alivio extraño.
No te preocuparías tanto por lo que los demás piensen de ti si te dieras cuenta de lo poco que lo hacen. La mayoría de la gente no te observa. Se observa a sí misma. Eso no los hace egoístas. Los hace humanos. No importa cuánto te esfuerces por complacer a los demás o hacer que piensen diferente de ti, recuerda que están haciendo lo humano. Pensando en sí mismos.
Si eres de los que siempre buscan complacer a los demás o creciste pensando que tu valor dependía de lo bien que pudieras hacer sentir cómodos a quienes te rodean, déjalo ir. Porque no importa cuánto te esfuerces, te muestres o incluso te adaptes para caerles bien a los demás, harán lo de siempre. Priorizarán sus intereses. Es natural. Y un instinto humano básico.
Y por un tiempo, puedes pensar: «Si me esfuerzo más, quizá cambien por mí. O me quieran como espero». No, no lo harán. ¿Sabes lo difícil que es para cualquiera cambiar de opinión sobre algo? A la gente no le importa tanto como crees o deseas, no porque estés roto o no seas suficiente. Es porque no todos son como tú. Nunca deja de sorprenderme: todos nos queremos más a nosotros mismos que a los demás, pero nos importa más su opinión que la nuestra.
No todos te verán, valorarán lo que aportas ni te encontrarán donde estás. Y eso está bien. De hecho, es bastante hermoso. Y relajante. No todos están destinados a quedarse en tu vida. No todos están destinados a comprenderte. Así es la vida funcionando como se supone que debe funcionar. Acepta el hecho de que ser incomprendido no significa que estés equivocado. Significa que eres humano. Así que olvídate de impresionar a la gente. Haz lo que quieras.
No soy lo que crees que soy. Tú eres lo que crees que soy. El "yo del espejo". Las opiniones que los demás tienen de ti dicen más de ellos que de ti. Imagina que estás en el trabajo y tu jefe se muestra frío contigo. Repites la interacción diez veces en tu cabeza. ¿Fue algo que dijiste? ¿Incumpliste una fecha límite? Pero luego descubres que su hijo está enfermo y que ha estado durmiendo dos horas cada noche. Tú no eras el problema en absoluto. Está abrumado con su propia vida. Simplemente estabas en la habitación. Claro, eso no es excusa. Deberían mejorar. Pero si no, no te apegues a su comportamiento. No malgastes energía obsesionándote con las opiniones de los demás. De todas formas, no puedes ni podrás complacer a todos.
Muéstrate tal como eres. No la versión que crees que será más agradable. Esa mentalidad te hace real. Te ayuda a establecer mejores límites. Dejas de dar demasiadas explicaciones. Dejas de disculparte por cosas que no te corresponden. Enfocas tu energía en las personas que sí te entienden. Y dejas ir al resto con sabiduría.
La mayoría de la gente no está ni a tu favor ni en tu contra es clave para simplemente ser. Porque cuando alguien te juzga, lo hace a través de su propia vida. Su propio bagaje. Sus propias creencias. Así que deja de tomártelo tan a pecho. Confía más en tu instinto. Sé amable, pero no desesperado. Puedes preocuparte, pero no aferrarte ni apegarte. Cuanto menos externalices tu autoestima, más fuerte se escuchará tu voz. Y ahí es cuando la vida se pone interesante.
A algunas personas no les gustarás ni te querrán por mucho que lo intentes. Pero una vez que lo asimilas, deja de ser triste. Dejas de ceder ante nadie. Dejas de intentar encajar en las expectativas de los demás. Y esa es la verdad más reconfortante de todas. Dejarás de preocuparte por lo que piensen los demás de ti cuando te des cuenta de lo poco que lo hacen.
Mi gratitud por dedicar tu tiempo en leer, que tengas un día maravilloso.
Patricio Varsariah.
A todo lo que te reste paz súmale distancia.
Publicado por Patricio Varsariah.